Lágrimas se sangre brotan desde mis entrañas, se dirigen hacia las cuencas de mis ojos, cuando las rebasan comienzan a resbalar por mis sonrosadas mejillas, llegan a mi barbilla y se desplazan lentamente por mi cuello hasta desaparecer por completo, se evaporan y comienzan el inquietante ciclo del agua. Vuelan muy lejos hacia las almidonadas nubes, se quedan allá atrapadas, cuando ya hay suficientes, comienzan a precipitarse... Allí abajo estás tú, no tienes paraguas, sólo te tapa la gorra, las lágrimas que brotaron de mis adentros comienzan a chocarse contra ella, la empapan con todo el amor que yo guardaba para ti y tú sigues tu camino como si nada sucediera, como si nada pasara, ignorando mi sufrimiento, ignorando mis lágrimas, ignorando este sentimiento qué me mata por dentro en un proceso lento.Ya no sé ni lo qué siento...
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